Lunares

(también llamados nevos o nevus) son pequeños crecimientos cutáneos, generalmente oscuros, que se desarrollan a partir de las células productoras de pigmento de la piel (melanocitos). Los lunares varían en tamaño, pueden ser puntos pequeños o llegar a medir más de 2,5 cm de diámetro.

Pueden ser planos o abultados, lisos o rugosos (verrugosos), y en algunos de ellos crecen pelos. Los lunares suelen ser de color carne, amarillo, marrón, gris azulado, o casi negro.

Los lunares suelen desarrollarse durante la infancia o la adolescencia, y los ya existentes suelen expandirse (en proporción al crecimiento del cuerpo) y oscurecerse.

Los siguientes cambios en un lunar son signos de alarma de melanoma (conocidos como el ABCDE del melanoma):

  • A: asimetría; apariencia asimétrica (es decir, una mitad no parece igual que la otra)
  • B: bordes; bordes irregulares (es decir, bordes borrosos o dentados, que no están bien definidos ni son lisos)
  • C: color; cambios de color en el interior del lunar, colores inusuales, o color significativamente distinto o más oscuro que en otros lunares del cuerpo.
  • D: diámetro; más de 6 mm de ancho, más o menos el tamaño de la mayoría de las gomas de borrar de los lápices.
  • E: evolución; lunar nuevo en alguien mayor de 30 años o un lunar que cambia de aspecto.

Si un lunar ocasiona dolor, pica, sangra, produce piel seca o si tiene cualquier signo que advierta de melanoma, se debe realizar una biopsia. Si el lunar resulta ser canceroso, es posible que se necesite una segunda operación para extirpar la piel que lo rodea.

Tratamiento de los lunares

Extirpación

Las personas con un lunar atípico o un lunar de nueva aparición o cambiante deben ser evaluadas por un dermatólogo, que determinará si dicho lunar debe ser extirpado.


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